Músico y Diseñador Gráfico
Mi primer viaje fue en la barriga de mi madre a Panamá en 1978
Tenía mucha curiosidad por salir del país y hacer un viaje solo, que no fuera en familia o con el grupo musical. En otras palabras, me estaba preparando mentalmente para una aventura ¿pero a qué destino? No lo sabía, pero tenía que hacerlo de alguna manera.
Siempre he tenido la suerte de hacer amigos por todo lado y ellos amablemente siempre me invitaban a visitar sus países, entonces tenía varias opciones para hacer este viaje… y tenía muchas ganas de conocer Europa.
¡Y así fue! Soy de armas tomar, me decidí, arreglé mi cuatrimestre con la Universidad y me compré un tiquete para viajar al verano Europeo. Me acuerdo que me fui con TACA cuando todavía existía hasta Venezuela, luego cambié a Alitalia directo a Milán y de allí conecté a mi destino final Düsseldorf. Largo, muy largo fue ese viaje, pero lo disfruté desde el principio hasta el final. Me acuerdo en el aeropuerto de Milán ver a gente con vestimentas que solo había visto en revistas de National Geographic, todo tipo de razas y colores. Estaba impresionado por toda esa diversidad.
Cuando llegué a Alemania, todo me impactó. ¡Qué país tan desarrollado, tan limpio! Todas las casas desde el aire se veían iguales; todas del mismo color tipo crema con techos puntiagudos oscuros, eran como pintadas en un cuento, todas allí metidas entre los árboles… parecían de chocolate.
En Alemania estaban mis amigos esperándome. Llegué sano y salvo pero cansadísimo. Me acuerdo que duré como 3 días para superar el jetlag. Estaba mareado, me sentía raro pero después de dormir bastante, me pude recuperar y allí empezar a ver todo desde mi perspectiva de aquel tiempo.
No me acuerdo exactamente qué día llegué a Europa pero el primer fin de semana allí, tenía entradas para ir a un festival que se llamaba Bizarre Fest. Loorganizaban en un aeropuerto abandonado cerca de la frontera con Holanda. Fui con varios amigos alemanes, compramos todo lo que necesitamos por 4 días: latas y latas de cerveza, algo para comer, algunas cosas para acampar y con eso lo hicimos, estábamos listos para 4 días de puro Rock & Roll.
Así fue. Vi tantos grupos en vivo como nunca antes en mi vida ese fin de semana, algunas bandas que sonaban en ese tiempo y que tocaron en el festival fueron Korn, Faithless, Jimmy Eat World, Die Toten Hosen, Incubus, Seed y muchos, muchos más. Cuatro días enteros de música, acampando, debajo de un sol alemán que ni calentaba.
¡Pero me gustó todo! Me acuerdo que cuando vi el escenario, me quedé con la boca abierta, enorme, grandísimo, era una tarde soleada y vi a un grupo tremendo que se llamaba Get Up Kids… un punkrockcito melódico fantástico… me acuerdo del coro de la canción que decía “10 Minutes To Downtown”, Todavía cuando escucho ese tema, se me pone la piel de gallina.
Teníamos de todo en nuestro campamento. Al final nos hicimos amigos de otra gente que estaba acampando al lado de nosotros, todos muy amables. Compartíamos historias, comida, cerveza, chocolates, lo que tuviéramos allí fue compartido en esa pequeña comunidad rockera internacional. La camaradería fue total, estábamos todos allí por un mismo fin: disfrutar los 4 días de música, comentar sobre las actuaciones de los grupos, conocer nuevas propuestas musicales y hacer una fiesta comunitaria enorme. Esto me comprobó que la música es un solo idioma universal que une nacionalidades y todo tipo de culturas.
Con casi todas las personas que conocí en nuestro micro campamento, todavía sigo en comunicación. Inclusive conocí a varios de los músicos con los cuales sigo tocando hoy en día cuando voy por Europa, y algunos de ellos me han visitado en Costa Rica, Boston y Nueva York.
Mi nivel de inglés por aquellos tiempos no era muy bueno, sin embargo creo que me la jugaba, por lo menos la gente me entendía. De alemán claro, no sabía nada. Francés u otros idiomas europeos mucho menos, pero tenía muchas ganas de aprender así que nunca me quedé con una duda y siempre preguntaba para aprender algo nuevo. Estando en el festival probé mis talentos comunicacionales y creo que salieron bien.
El festival se acabó y la resaca musical fue tremenda. Me acuerdo que llegamos al evento el jueves y salimos de la zona de camping hasta el lunes en la mañana. La celebración fue total, el festival lo cerró un grupo alemán muy bueno que se llama Die Toten Hosen. El cantante del grupo escaló hasta arriba del escenario, si el resbalaba de allí seguro se mataba. ¡Qué tipo tan extremo, tan loco! No entendí ninguna palabra pero el show fue espectacular.
El festival era transmitido en televisión en VIVO. Me acuerdo que un amigo me lo había grabado en VHS. ¡Qué increíble! Hoy de vez en cuando lo veo pero en YouTube y creo que en algunas tomas se me puede ver brincando cuando estaba tocando Incubus que fui al puro frente de la banda... ¡Éxtasis de Rock & Roll!
Terminando el festival, volvimos a la ciudad alemana donde me estaba quedando ¡el próximo viaje que seguía era Ámsterdam!
¡Y Ámsterdam me encantó! Había tantas bicicletas, todos andaban en bici allí, me parecía muy progresivo para esa época. La ciudad de los puentes y de los ríos, la ciudad anegada. Desde un inicio, conecté con ella. ¡Cuanto me gustó! Caminando por las callecitas pequeñas, me encontré algunos de los famosos coffee shops, tenía que entrar y experimentarlos, ¡tremendo!
Me impresionó la gran oferta de todo tipo de drogas en la calle. En Holanda, las drogas son legales, la oferta y la demanda es enorme allí. Sin embargo la gente está tranquila, viven con un nivel de tolerancia total y es muy interesante como lograron llegar hasta eso y casi nadie sale lastimado.
Los amigos me habían hablado de Ámsterdam pero hasta que la vi y la experimenté, me di cuenta que era cierto todo lo que me habían contado. Tenía que ver el Distrito Rojo también y me fui a conocerlo. Ver a las trabajadoras del sexo expuestas en vitrinas me sorprendió, eso si que no lo esperaba. Todas las razas estaban representadas en esas vitrinas, algunas hasta tiraban besos desde allí para tentar a los peatones, muy interesante todo lo que sucedía allí en ese Distrito Rojo.
Para matar el rato, me di un tour por el museo de Madame Tussauds, uno de los museos de figuras de cera más famosos del mundo. Ver a tantas figuras a tamaño natural casi idénticas a las personas representadas fue muy divertido. Allí me tomé muchísimas fotos con las figuras de Bob Marley, Marilyn Monroe, David Beckham, el Papa, entre muchos más…. allí se pasó bien.
Me fui de Ámsterdam para volver a la ciudad alemana donde estaba hospedado. Al principio el viaje estaba pensado para un par de semanas, pero cambié mi vuelo para venirme una semana y media después así que al final me quedé casi un mes por allá.
Las semanas siguientes hice diferentes actividades. Me jugué unas mejengas de fútbol muy buenas con los “troncos” alemanes, que se toman en serio hasta el mínimo partidito. Me llevaron también a una clase de español en un colegio para que les hablara en público en mi idioma. Estuvo genial hablarles y que ellos intentaran practicar su español conmigo también.
La gastronomía fue también fundamental en este viaje. La cocina alemana es muy buena. No solo son salchichas, realmente hay de todo, muchos platos a base de papas y ensaladas, muy bien balanceados. Comí muy bien, como un rey. Tremendos los postres, los vinos y la cerveza.
Creo que la cerveza alemana merece su propio párrafo. Acostumbrado a las cervezas suaves tropicales de nuestra tierra, llegar y probar esas cervezas con cuerpo, con sabores y aromas diferentes me encantó¡Durante esas 3 semanas y media me convertí en un catador profesional! De la gran oferta alemana, probé un gran porcentaje, allí están divididas por zona geográfica, entonces las del sur son distintas a las del norte o a las del oeste o este, todas realmente muy buenas.
Dicen que cuando se pasa bien, el tiempo se va volando…. cuando me di cuenta ya mi viaje estaba acabando me quedaba sólo una semana, entonces decidimos manejar casi 800 kilómetros al sur desde la ciudad donde estaba en Alemania cerca de Essen, hasta Suiza. ¡Qué lindo Suiza! Eso fue una desintoxicación mental total…
Es cierto que Costa Rica tiene algunos paisajes como Suiza, fue lo primero que noté cuando pase la frontera. Veía los campos verdes, las vacas, todo allí puesto como una pintura. Me recordaba los potreros de Turrialba, Irazú o Poás… ¡Qué belleza de lugar! Eso sí… una vez que encontré los Alpes llenos de nieve allí ya fue otro paisaje.
Allí pasé unos días en medio de esos campos y fincas suizas, caminando por las montañas, tomando agua pura de los ríos, comiendo en esas casitas suizas tradicionales, era un final tranquilo, relajado y necesario para mi primera aventura europea.
¡Cómo me cambió este viaje la vida! Definitivamente no hay duda que lo hizo. Yo estaba allí empezando mis veintes, tomar la decisión de hacer este viaje solo a lo desconocido y salir de mi círculo de comodidad fue genial, me dio otra perspectiva de la vida otro punto de vista. Me enseñó otras maneras de vivir y de ver las cosas, me impulsó a mejorar mi inglés, me abrió el mundo que aún estoy conociendo y que no me deja de sorprender. Me dio la fuerza para después vivir fuera del país y crecer personal y profesionalmente.
Viajar es vivir, es la mejor inversión que uno puede hacer, es encontrarse a uno mismo para apreciar y valorar mi propio país como antes nunca lo hice y después llegar a la conclusión de que todos somos iguales en un mundo extraordinariamente diverso y emocionante.